Fuimos a Gaza enseguida después del último conflicto con Israel.
Vivimos una semana con una familia palestina de 11 personas en su pequeña casa: estuvimos día y noche con ellos y vivimos en nuestras propias carnes el dolor del luto en que los ha sumido esta enésima guerra, pero también respiramos el deseo de paz y de un futuro diferente.
Sus dificultades se han vuelto las nuestras: veréis muchas imágenes a oscuras, pues en Gaza casi nunca hay luz eléctrica.